sábado, 12 de julio de 2008

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La sonrisa roja.


Aprendí a sonreir al mismo tiempo que aprendí lo jodida que era la vida. Allá por los 90, todo se empezó a torcer. Dos años después, ante lo malo, puse buena cara. Estoy orgullosa porque nunca me he abandonado. Y aprendí a sonreir. Cuando la gente me miraba raro por la calle, dentro de mi, sabía porque: tenian ( y siguen teniendo) envidia de mi sonrisa.
Gente de todo el planeta hace lo imposible por comunicarse conmigo, recibo cartas de hasta puntos inexistentes del mapa, todos quieren saber como la conseguí.
Lo primero, son mis dientes, muchos años de sol para darles brillo, y lo segundo, luchar por lo que creo. A la mayoría de la gente que vive acomodada en esta época capitalista, les resultará incluso hasta gracioso: "¡Dios mio, mirénla, por allá anda la soñadora idealista!". Sí, sí, ya, ya, lo sé, todo tiene su precio bla, bla..
Pues miren, yo creo en la buena voluntad, creo en la palabra "gracias", creo en la lucha, creo en las ideas excéntricas, creo en los objetivos y las metas, creo en el poder alzar la voz, creo en el comunismo, creo en creer pero sobretodo creo en las personas. Somos buena gente, al fin y al cabo, quizá tontos pero buenos. Por eso somos tan fáciles de corromper.

"Estuve en Marte, el planeta rojo se sale, todo se colectiviza, no habían desigualdades" (Ricardo, alias EL NEGA)




"Todo buen revolucionario, debe de sentir la injusticia que se comete contra otros como si fuese contra él, y dolerle la pobreza como propia, estos sentimientos no te los dan las ideas, sean del color que sean, los tienes, o no en el corazón."

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